domingo, 15 de noviembre de 2009

El levantamiento espartaquista

14 comentarios:

  1. ¡Ay!, Altamira, ay... la Histori(et)a te juzgará.

    Y yo que pasaba por esa Strasse tantos años... Pero si alguna vez entré a Platón fue para ir al baño.

    ¡Muy gracioso, Galliano!

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  2. Gracias, Marcelo, me quedé con las ganas de charlarte un poco.

    Peter O´Toole, Grillo.

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  3. Che, cuando los del PO vean esto te van a excomulgar de la izquierda. Bah, en realidad ya excomulgaron a casi todos.
    Saludos!

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  4. Galliano, te vas a quedar más solo que Karl Liebknecht en el Reichstag!
    Aflojá y aceptá el chantaje de izquierda que es más combatiente que el de la derecha :P

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  5. José Saúl Wermus...Acabo de descubrirlo.
    ¡Dios! llego tarde a todo...
    Pero está bien. Si la chiqui es "Mirtha Le Grand", está muy bien que este valioso luchador social también haya buscado algo más acorde a su ethos revolucionario

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  6. Muy bueno Ale, lo que más rescato, disfruto, es que te animes a presentar una crítica tan abierta al movimiento izquierdista de aquel entonces, de una manera muy jugada, que a más de uno chocará. Para mi eso es tener huevos. Un abrazo. Adrián

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  7. Segui asi fiel a tus pensamientos aparte esta es una critica humoristica mas alla de que puedas pensar de esa forma creo ¿no? muy bueno

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  8. Jeje sigo sosteniendo que este es el tipo de humor político (más de fondo, ideológico, que formal) que me gustaría ver más seguido. La cagada es que a mí no me sale.
    Lo que no me queda claro es si tu crítica es hacia el relato posterior que se hizo sobre el levantamiento o al movimiento en sí. Si es a esto último, me parece que hay un error de caracterización. En principio porque la revolución nunca fue espartaquista, de hecho no tenía dirección. El levantamiento de enero fue una demostración de eso que Rosa tanto teorizó: la espontaneidad revolucionaria. Vos fijate que surge de una simple manifestación por la expulsión de un miembro del USPD de la jefatura de la policía (aunque ya venía abonada por los procesos anteriores), esta se va de las manos y la iniciativa la toman los propios obreros. El KPD espartaquista no estaba en condiciones de encausar la huelga, más allá de sus esfuerzos. Igual en esa época se creía que la Liga lideraba las fuerzas revolucionarias. Pero no fue convocada por el KPD para iniciar una revuelta revolucionaria, que lo termina sorprendiendo. El espartaquismo se sabía en minoría, sin apoyo popular y sin condiciones de encabezar a priori (es más, cuando la cosa se desata, Rosa se opone por esto mismo, segura del desastre), aunque los miembros más radicales se sentían con cierta capacidad. Podría decirse que algo parecido pasó en la Revolución Rusa, que también surgió sin dirección y en forma espontánea, pero los bolches lograron poner la revolución bajo su mando y encausarla desde su línea, cosa que el KPD no pudo. En cuanto al 7,6 de los votos, pertenecían al USPD, el KPD no participó en las elecciones y el levantamiento ya había ocurrido. Lo de los soldados es más complejo todavía. Los sectores subalternos del ejército no querían saber nada con ningún tipo de conflicto, y los que participaron en el sofocamiento eran miembros superiores y las brigadas libres fascistas y militaristas. Y la culpabilización a la izquierda por la derrota en la guerra fue un proceso posterior, aunque está bien que comienza más o menos por ahí, con la acción de Ludendorff. Hittler, por ejemplo, no entra en escena hasta más tarde. Durante los conflictos del ’18 y ’19 no participa.
    Eso sí, el relato posterior que hizo cierta izquierda es bastante voluntarista e idealizador. Aquello de que Luxemburg y Liebknecht eran los líderes efectivos, como pudo ser Lenin (aunque yo siempre pongo reparos sobre esto), no se sostiene. Tenían liderazgo, ojo, pero no sobre la revolución en tanto tal. De hecho Liebknecht jamás pudo imponer iniciativa alguna en los consejos y la mayoría de los obreros, marinos y soldados no le respondían.
    De todas formas, sigo adhiriendo a parte de los postulados consejistas.
    Como que me extendí un poquito.
    Saludos.

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  9. Adrián: Difícil responder semejante comentario (necesitaría un foro).
    Cuando uno dibuja una historieta simplifica las imágenes, las palabras, los hechos... Y aún me falta aprender a simplificar.
    No es lo mismo parodiar a la Revolución que parodiar a la izquierda. En un caso divertiría a los otros; en el otro nos divertimos nosotros. Saludos y gracias a todos.

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  10. No, sí, entiendo el punto (y lo comparto). El humor tiene mucho que ver con los extremos (o la simplificación). La duda era esa que puse al principio: si la critica era al relato posterior o al movimiento en sí. Mi error fue no tomar la historieta como eso, como una historieta. Me suele pasar. En particular con tus cosas. Porque me parece que sos uno de los pocos que intentan escaparle a la superficialidad del humor político. Y eso es invitar a la reflexión.
    Abrazo.

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  11. Cheeeeeee, qué pasó con el post de Edelweiss? Lo borraste? Estaba buenísimo.

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  12. Estoy de acuerdo con reirnos de nosotros mismos (la izquierda), pero, ¿cuál es el límite? ¿Un exceso de burla no termina siendo contraproducente?
    Lo digo porque las historietas estas son graciosiosímas, pero no se si un tipo con Altamira (a quien le podría criticar muchísimas cosas, pero tengo que su consecuencia y que sigue luchando cuando tantos se vendieron) se merece una burla taaaaaan descomunal.

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